¿Jugar a ser dioses?
La irrupción de la técnica de modificación genética CRISPR en el panorama de la biotecnología supone la apertura de un nuevo y controversial debate dentro del ámbito científico. Esta técnica permite editar de forma precisa el ADN de cualquier ser vivo, incluidos los humanos, permitiendo así eliminar error o defectos al ser corregidos por la versión correcta del código genético. La CRISPR se encuadra dentro de la conocida como terapia génica, que consiste en introducir material genético en las células del paciente con el fin de corregir o evitar la manifestación del “error” genético.
Si bien esta técnica ya es empleada en pacientes con enfermedades hereditarias sólo es posible aplicarla a personas que ya padecen la enfermedad. Según la ley actual no es posible impedir que dicha enfermedad se transmita a la descendencia. Es decir, no se permite modificar la conocida como línea germinal, la parte del ADN que transmite la herencia genética a las siguientes generaciones.
- Reglamento UE 536/2014, del Parlamento Europeo y del Consejo, de 16 de abril de 2014, sobre ensayos clínicos de medicamentos de uso humano
- 17.3 Real Decreto 1090/2015, de 4 de diciembre, por el que se regulan los ensayos clínicos con medicamentos
Según estas normativas en Europa queda completamente prohibido realizar cualquier tipo de ensayo clínico que modifique la línea germinal y, con ello, la modificación de la herencia genética.
Ante esta situación nos encontramos con dos posturas claramente enfrentadas. Por una parte, resulta indudablemente atractivo un mundo donde enfermedades como la celiaquía o la fibrosis quística. No obstante, esta posible promesa esconde potenciales riesgos que cuestionan qué supone ser humano: ¿dónde trazamos la línea entre la corrección de enfermedades y la mejora genética? La posibilidad de "diseñar" bebés con características físicas o intelectuales específicas, como la altura, el color de ojos o la inteligencia, plantea un escenario que pone en jaque nuestros valores y principios éticos generales.
Cabe señalar, por otra parte, que las tajantes prohibiciones actuales están permitiendo que nazcan personas con graves enfermedades que, con el uso de CRISPR, podrían evitarse incluso antes de su nacimiento. Asimismo, la legislación no permite ningún tipo de investigación que afecte directamente a la modificación de la línea germinal, por que resulta también muy complejo desarrollar tratamientos o prevención.
La edición del genoma humano con CRISPR se trata de una gran oportunidad con un enorme potencial, pero también cuenta con riesgos significativos.Los límites para determinar cuándo se trata de la corrección de una enfermedad o una mejora genética por “capricho” resultan muy difusos y, aunque se sometan a numerosos tribunales éticos continuarán siéndolo. Por ello, es necesario reflexionar y trazar normativas estables acerca de este tipo de tecnologías con el fin de respetar la esencia de lo que nos convierte en humanos.
Sara Suárez Menéndez
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